El poder sanador de la escucha atenta.

Te contaré algo sobre mi experiencia con esto: A lo largo de mi formación como orientadora transpersonal descubrí esta herramienta de la escucha antenta. Fueron horas y horas en las que unas veces escuchaba y otras tantas era escuchada. Horas y horas.

Era el ejercicio imprescindible de los maratones de terapia grupal en los que participaba. Un ejercicio o dinámica era seguido casi siempre de un tiempo para la escucha y generalmente nuestros encuentros mensuales comenzaban así; con una escucha. “¿Qué es lo más significativo que está pasando ahora en tu vida?” Y a partir de ahí alguien contaba y yo escuchaba atenta, durante minutos, 15, 20 o 30 sin intervenir, sin juzgar, sin asentir, sin gestos, solo mi presencia para que nada interrumpiera lo que mi compañero o compañera tuvieran que expresar. Luego al revés, era yo la que contaba y alguien delante y mirándome atentamente escuchaba sin interrumpir todo eso que tenía que decir.

En la escucha atenta se desgranaba aquello que había experimentado, sentido y pensado. Era el momento de aprender a poner en palabras eso de lo que me daba cuenta. Un brutal ejercicio para mi, acostumbrada a hablar, a menudo sin parar, de cosas, de otros, de acontecimientos y de anécdotas pero no de mi. No de mi de esa forma. No fue fácil al principio estar en ningún lado ni en el de escuchar, ni en el de expresarme. Fue un proceso o un entrenamiento progresivo. Me di cuenta de que en las primeras escuchas mi objetivo era construir un relato ameno o quizá gracioso, entretenido. Pensaba más en lo que pudiera opinar mi escuchante que en ser honesta con lo que había sentido o me estaba pasando en aquel momento. Poco a poco fui colonizando este tiempo; era mi tiempo para hablar , solo mio para contar (contarme) y me fui soltando de las formas y entrando en los fondos. La transformación la produjo cada oportunidad en la que era yo quien escuchaba y permanecía con toda la atención que podía( la atención también se fue agrandando con la práctica) acompañando a la persona que tenia enfrente en cada una de sus palabras y en cada uno de sus silencios. A veces la persona a la que escuchaba dejaba de hablar por un momento, por unos minutos y las normas de esta herramienta terapéutica señalaban que también los silencios se escuchaban. No se podía intervenir y el escuchante aquí debe seguir acompañando y dando tiempo a la persona a que vuelva a continuar. Los silencios dicen. ¡ vaya si hablan los silencios!

Horas y horas en las que pude expresar mi sentir honestamente, hablar de lo que estaba viviendo y experimentando, de las dudas, las incoherencias, los temores, los deseos, los anhelos. Expresar sin ser juzgada, ni aconsejada, sin oír una historia parecida…nada. Solo sentir y saber que era escuchada. Oír de mi propia voz mis conflictos, mis dudas, mi angustia vital obró el milagro ( no es grande esta palabra: milagro) porque se que se fue liberando una pesada carga. El sentir hacia mi misma cambió a algo más amable conmigo, más vital y sereno.

La escucha atenta, acompañando el pensar, el sentir, poder expresar y poner las palabras de mi mente afuera donde a menudo sonaban distinas, a veces absurdas, a veces incoherentes, a veces liberadoras. Suena distinto el discurso de dentro de la cabeza cuando se pone afuera. Revela verdades, transforma y sana. Estoy mi agradecida a mis “escuchadores” y a quienes dejaron también que yo escuchara y que me permitieron que yo aprendiera a escuchar.

Las claves de la escucha atenta es comprender que es una herramienta terapéutica.

Escuchar no es mantener una conversación, no es pensar mientras otro habla ( si esto ocurre, me doy cuenta)

Escuchar es una flecha en dos direcciones. Algo llega cuando escucho y cuando llega, algo sucede dentro de mi.

Escuchar no es juzgar, no es dar un consejo, no es hablar de algo parecido que te pasó, no es compadecerse, no es sonreír mientras el otro cuenta. Cualquier intervención del escuchante puede interrumpir, desviar y alterar el proceso.

La escucha mutua tiene mucho poder. Al escuchar con atención se le da autenticidad al proceso de la escucha. El que habla percibe siempre si se le escucha o no. Escuchar implica esfuerzo, voluntad y sabiduría. Implica una actitud amorosa de aceptación de la verdad de la persona a la que estamos escuchando.

Al entrenar la ESCUCHA ATENTA aprendo a escuchar y a comunicar y quizá a saber poner límites o pedir con asertividad, teniendo en cuenta al otro. La expresión y hablar de lo que me pasa me da la capacidad de darme cuenta. La calidad de nuestras relaciones, incluida la que mantenemos con nosotros mismos depende de nuestra calidad de escucha. Cuando se entrena en grupos de autoconocimiento nos sirve después con la familia, amigos, compañeros y pareja. La calidad se consigue practicando.

Escuchar es prestar atención sincera, implica acompañar con interés dando espacio al otro. Escuchar es un acto afectivo y amoroso que podemos brindar a otros. Escuchar es estar presente. Cuando la escucha se entrena lo suficiente, se convierte en una actitud meditativa. Es una presencia consciente y activa la que aflora en ti.

Esta es una de las herramientas fundamentales que utilizo en las sesiones de orientación transpersonal individuales y un entrenamiento habitual en los grupos y talleres de autoconocimiento. Si sientes que necesitas de esta herramienta, consúltame sin compromiso. Estoy segura de que a ti también te puede ayudar.

La escucha se da en un entorno seguro y confidencial de manera que se facilita que puedas acercarte de otra manera a ti y reordenar y comprender lo que sientes, piensas y te ocurre.

1 comentario en “El poder sanador de la escucha atenta.”

  1. Interesantísima visión y puesta en práctica de la escucha, en este caso atenta. Lo que más cuesta en una buena escucha activa es mantener la atención sin buscar y pensar palabras y mensajes que luego dirás, sólo escuchar, sin intercambio, pues entonces sería una conversación… Difícil ejercicio pero indispensable para mejorar nuestras conversaciones y por lo tanto nuestra comunicación y convivencia, así como nuestro autoconocimiento, pues darse cuenta de lo que sientes en la escucha es tb esencial, me encanta aprender con Mabel!

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